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Comuna 11

Las callecitas del barrio tienen ese no se que… Hoy Adolfo P. Carranza

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Muchas veces mientras caminamos por las calles del barrio tal vez nos preguntemos el origen de los nombres, quizás aparecen personajes de nuestra historia, o viejos vecinos.

En esta oportunidad, se nos hizo curiosidad saber de la calle Adolfo P. Carranza, tantas veces transitada arriba del colectivo de la línea 109 por mi.  Calle que nace al 3200 en su intersección con Cuenca, formando un triángulo con la avenida Álvarez Jonte y se extiende por 12 cuadras hasta chocar con el puente de la avenida San Martín, a la altura del 2000. Todo dentro de nuestra Comuna 11.

Pero entonces, ¿Quién fue Adolfo P. Carranza?

Un 7 de agosto de 1857 nació el historiador y coleccionista Adolfo P. Carranza, fundador del Museo Histórico Nacional.

Era hijo de Adolfo Esteban Carranza, precursor del telégrafo, caminos y ferrocarriles, en el norte de nuestro país, y de María Eugenia del Mármol Demaría, nieta de María Eugenia Escalada de Demaría, hermana de Remedios de Escalada.

Junto a sus catorce hermanos fue criado en un hogar en el que primó el amor a las tradiciones argentinas. En la casa familiar, ubicada en la calle Florida, entre Tucumán y Temple (hoy Viamonte), se realizaban tertulias de la que participaban reconocidos vecinos. Estas tertulias despertaron, en Adolfo P., el interés por temas históricos y patrióticos.   

A los 16 años integró la Sociedad de Ensayos Científicos y Literarios. Abandonó la  carrera de Derecho, la cual retomó veinte años después, recibiéndose de abogado y doctor en jurisprudencia en la Universidad de Córdoba.

En 1886 fundó la Revista Nacional, una importante publicación mensual de historia americana, literatura y jurisprudencia. Escribió sobre numerosos temas históricos, entre ellos, una obra dedicada al Gral. San Martín.

Su amor al pasado histórico argentino e investigar a los héroes, con amor y entusiasmo, lo llevó a tratar de encontrar los recuerdos de ese pasado y a investigar, con gran esfuerzo, hasta llegar a fundar La casa de nuestras glorias.

En 1889, a los 32 años, Adolfo P. comenzó a luchar contra la apatía oficial y privada para alcanzar su sueño y poder fundar el Museo.

El entonces intendente de la ciudad de Buenos Aires, Francisco Seeber, apoyó su idea, y el 24 de mayo de 1889 dictó el decreto por el cual se creaba el Museo Histórico de la Capital. En 1891 fue nacionalizado convirtiéndose en el Museo Histórico Nacional. Adolfo P. Carranza, accediendo él a la dirección del mismo, cargo que conservaría hasta su muerte.  

Más allá del apoyo político –que no era poco–, la realidad es que el país atravesaba una severa crisis económica, y el museo no era una prioridad para el gobierno. Así se lo hizo saber Pellegrini a Carranza cuando se reunieron el 2 de agosto de 1892. Pese a ello, el director, conocido por su perseverancia, en poco tiempo logró formar una considerable y múltiple colección de piezas provenientes de organismos estatales y otras donadas por familiares y descendientes de las grandes figuras de la Revolución de Mayo, la Independencia y los ejércitos patrios, temáticas que prevalecieron en el guión museológico primitivo.

La precaria situación inicial se evidencia en las sucesivas mudanzas que tuvo esta institución: la sede inaugural fue en una propiedad que alquilaba la Municipalidad en la calle Esmeralda 848; en 1891 se trasladó a un edificio en la calle Moreno 330; en 1893 se instaló en la famosa “casona” del actual Jardín Botánico, construcción ladrillera proyectada en 1881 por el ingeniero militar polaco Jordan Wysocki, que había sido llamado por Domingo F. Sarmiento para trazar el Parque Tres de Febrero. Por último, en 1897, y a pedido de Carranza, el Estado nacional permutó al municipal esta propiedad a cambio de la antigua quinta de la familia Lezama, para establecer allí el Museo.

Cabe destacar que el director consideraba la quinta un asiento provisorio hasta que se erigiera el definitivo, pero eso nunca sucedió. De todas formas, la casa era amplia y, luego de una serie de adaptaciones, sirvió para su nueva función. Había sido construida hacia 1860 como vivienda del salteño José Gregorio Lezama y, al fallecer él, en 1889, su viuda la vendió al gobierno municipal, que dos años antes ya había adquirido el parque de 85.000 m2 para transformarlo en un jardín público, mas conocido como Parque Lezama.

Con el paso de los años se engrandeció la colección por medio de depósitos y donaciones, entre ellas –y quizás una de las más significativas– la de Josefa Dominga Balcarce y San Martín, nieta del general José de San Martín, que en 1899 cedió el mobiliario del dormitorio donde falleció su abuelo el 17 de agosto de 1850, en Boulogne Sur Mer, Francia, junto a un croquis dibujado por ella con la ubicación exacta de cada uno de los componentes.

Además organizó las secciones del mismo, donó su biblioteca personal de más de 8000 volúmenes, así como su colección numismática. También publicó La Revista del Museo. Fue miembro de la Junta de Historia y Numismática, actualmente Academia Nacional de Historia, a partir de 1901.

Murió imprevistamente el 14 de agosto de 1914, en Buenos Aires, a los 57 años.

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