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Comuna 14

La miel: endulzante, medicina y alimento

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La miel y las abejas están estrechamente relacionadas. Las abejas son los insectos responsables de producir la miel a partir del néctar de las flores. Estos insectos recolectan el néctar utilizando su lengua y lo almacenan en un saco especial llamado buche. Luego, las abejas regresan a la colmena y transfieren el néctar a otras abejas obreras a través de un proceso llamado trofalaxis.

Dentro de la colmena, las abejas obreras procesan el néctar mediante la adición de enzimas que descomponen los azúcares complejos en azúcares simples. Luego, estas abejas almacenan el néctar en las celdas de la colmena y lo deshidratan mediante la evaporación repetida del agua contenida en él. Este proceso de evaporación es facilitado por el aleteo de las abejas para generar corrientes de aire dentro de la colmena.

Una vez que la miel ha alcanzado un nivel de deshidratación adecuado, las abejas sellan las celdas con una capa de cera, lo que preserva la miel durante largos períodos de tiempo. La miel es el alimento principal de las abejas y les proporciona la energía necesaria para su supervivencia, especialmente durante los meses de invierno cuando las fuentes de néctar son escasas.

La miel es un producto natural dulce y viscoso que es altamente valorado por su sabor y propiedades nutritivas. Se utiliza ampliamente como edulcorante en alimentos y bebidas, y también se emplea en la preparación de productos horneados, aderezos y otros productos alimentarios. Además de su uso culinario, la miel también se ha utilizado tradicionalmente con fines medicinales y tiene propiedades antibacterianas y antiinflamatorias.

Sin embargo, es importante destacar que las abejas están enfrentando desafíos significativos en la actualidad, como la disminución de su población debido a la pérdida de hábitats, el uso de pesticidas y otros factores. La preservación de las abejas es crucial no solo para garantizar la producción de miel, sino también para mantener la polinización de las plantas, lo cual es fundamental para la producción de alimentos en el ecosistema.

Los expertos aconsejan para comenzar a incorporar la miel todos los días encontrar en primer lugar el tipo de miel que más nos guste, que se convierta en un alimento y no solo un medicamento. Un primer paso puede ser consumirla en el desayuno con una tostada o bien como endulzante (aprovechando que funciona como un excelente energizante) o como complementos en comidas saladas y dulces.

Es el endulzante más antiguo y una fuente de energía rápidamente disponible por su composición de azúcares. Se pueden encontrar pequeñas cantidades de minerales y vitaminas del complejo B, vitamina C, D y E.

Por los beneficios para la salud y su sabor agradable, la miel fue utilizada desde tiempos remotos por el ser humano. Pese a ello, hoy en Argentina el consumo es muy bajo (a nivel local apenas llegamos a los 200 gramos al año), mientras que los grandes consumidores como Alemania, Estados Unidos y Japón superan ampliamente el kilogramo per cápita.

La miel es, sin dudas, el endulzante más antiguo y una fuente de energía rápidamente disponible por su composición de azúcares. Se pueden encontrar pequeñas cantidades de minerales y vitaminas del complejo B, vitamina C, D y E (entre otras) y una variedad importante de antioxidantes.

Su brillo, la consistencia espesa y pegajosa y la diversidad de colores la convierten en un seductor ingrediente para la cocina y la terminación de platos. Es utilizada, por ejemplo, en los panificados para dar un tono dorado y generar una corteza crocante o bien para lograr una mayor esponjosidad.

Como dato relevante, la miel argentina es considerada una de las mejores del mundo por su calidad, aunque menos del 10% se vende en el mercado interno; representa una de las principales actividades para la agricultura familiar y las economías regionales. Nuestro país compite con China por ser el primer exportador mundial.

La miel no es el único producto de la colmena, también se obtiene gracias a las abejas la jalea real, el polen y los propóleos. Si de la miel se trata, surgen de ella una variada cantidad de productos, por ejemplo es ampliamente utilizada en la fabricación de cosméticos o bien como ingrediente en alimentos procesados, como también es un importante elemento de uso medicinal por su poder curativo, nutritivo y energizante.

DIA MUNDIAL Se celebra el Día Mundial de la Abeja, un insecto poco sociable pero muy importante para el equilibrio y armonía de la naturaleza, y el incremento de la biodiversidad, es por ello que en vísperas a su día la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) instó a promover acciones que las protejan.

«Estas diminutas criaturas desempeñan un papel vital en la supervivencia de nuestros ecosistemas, asegurando con su meticuloso trabajo la reproducción de muchas plantas, apoyando la regeneración de los bosques y mejorando la cantidad y calidad de la producción agrícola», explicó la agencia de Naciones Unidas.

En el mundo existen más de 30 mil especies de estos pequeños animalitos, pero solo siete tienen la capacidad de producir miel, un endulzante natural, rica en nutrientes, proteínas y antioxidantes que previenen distintas enfermedades y favorece la digestión, debido a su alimentación que proviene del polen de las flores, en especial de las margaritas que, según los expertos, son una de sus favoritas.

Otra característica curiosa es que, según los científicos, la abeja reina vive entre cinco y seis años y pone alrededor de 809 huevos por día, y cuando esta muere, el resto elige larvas que alimentaran con jalea real hasta que crezcan y una de ellas se convierta en larva.

Según dicha organización, las abejas contribuyen en un 35% en la producción agrícola mundial, y el 75% de los cultivos de alimentos dependen de la polinización de insectos, como las abejas. Sin embargo, su población y las de otros polinizadores fundamentales, se encuentra en declive desde hace años por el uso de monocultivos y el “exceso” de plaguicidas.

Es por ello que, desde la ONU, se pidió «promover acciones que protejan a los polinizadores y sus hábitats», la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, la reducción del uso de insecticidas, y la creación de hábitats para especies, como las abejas, cerca de las zonas de cultivos.

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