A 87 años de su trágico y repentino fallecimiento recordamos al astro argentino Carlos Gardel. Hacemos un pequeño recorrido por su carrera meteórica al estrellato, y su merecida fama mundial.
El país de origen de Charles Romuald Gardes es motivo de polémicas, existen las teorías que afirman que nació en 1887 en Tacuarembó, y las que aseveran que en realidad fue en Toulouse en 1890. También se debate sobre la identidad de sus padres, la versión más aceptada cuenta que su madre fue Berthe Gardes y que la identidad de su padre le era un misterio.
Llegó a Buenos Aires a los dos años, con su madre que estaba en búsqueda de una vida mejor. Charles, que ahora respondía a Carlitos, creció correteando por las calles de Retiro y Montserrat. Se convirtió en un joven simpático con ansias de fama y fortuna. A los dieciocho tiene varias changas y canta en las esquinas y reuniones familiares. Ya tiene muy claro que sus valores son la lealtad a los amigos y el coraje. Paralelamente el tango es furor en París, sus intérpretes hacían giras y retornaban con puñados de dinero. Carlos ve su oportunidad de dedicarse a su pasión del canto para cumplir su meta de volverse prestigioso y acaudalado. Cambia su apellido a Gardel y prueba suerte en cafés de barrio bajo el sobrenombre “El Morocho”, muestra desde el principio carisma y facilidad para moverse en el escenario.
Rápidamente se inclina por el tango canción, género musical que aquí tenía pocos aficionados, y los que había eran de clases altas. Gardel estaba destinado a darlo a conocer en el mundo. En 1915 forma un dúo con José Razzano, quien ya tenía cierto reconocimiento. Haciendo equipo se vuelven ídolos de los pudientes y el público más humilde, su fama comienza a ascender con sus apariciones en el cabaret Armenonville, los catapultó al estrellato su actuación en el teatro Esmeralda en 1917. Unos años más tarde José se retira por una enfermedad en la garganta, y en 1925 Carlos se va de gira a Europa. Arrasa en París, Madrid y Barcelona, donde le dan su reconocido apodo, el Zorzal Criollo. Su increíble carisma le ayuda a cultivar fanáticos acérrimos, sobre todo jóvenes mujeres, y lo convierte en afamado actor. Sus películas más célebres son “Flor de durazno”, “Luces de Buenos Aires”, “Cuesta abajo”, “Tango Bar”, “Melodía de arrabal”, “El tango en Broadway”, “El día que me quieras” y “Cazadores de estrellas”. Nueve de ellas las filmó en contrato con Paramount, compañía con la que conquistó el mercado estadounidense. Grabó múltiples discos en la radio NBC y tuvo el protagónico en musicales.
El 24 de junio de 1935, cuando su éxito era mundial, muere en un accidente de avión. Había viajado de Bogotá a Cali, pues estaba en medio de una gira por Latinoamérica Tras la escala en Medellín, el avión despega para precipitarse al suelo poco después, chocando con otra aeronave que se encontraba en la pista. Multitudes concurrieron al velatorio organizado en el Luna Park. Hay rumores que afirman que había sobrevivido y siguió cantando encapuchado pues su rostro quedó desfigurado. Se encuentra en un mausoleo en el cementerio de Chacarita, donde también hay una estatua que lo inmortaliza.Es una de las figuras más emblemáticas y queridas de nuestro país, por eso son varios los homenajes y referencias a su persona. En el barrio de Abasto, en la casa en la que vivió con su madre, se encuentra el Museo Casa Carlos Gardel, además numerosas estatuas y murales, e incluso una estación de la línea B llevan su nombre y rostro. También se lo recuerda en Toulouse y en Villa Edén, localidad uruguaya cercana a Tacuarembó. En septiembre de 2003 la UNESCO registró su voz en el programa Memoria del Mundo, que tiene el objetivo de preservar el patrimonio cultural.Txt: More T M
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