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Comuna 5

90 años de libros

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La Biblioteca Mariano Boedo festejó sus 9 décadas en noviembre pasado, momento en el que también inauguró una nueva sala en el espacio. Conversamos con Raúl Artelino, presidente de la institución, para conocer de qué se trata este refugio cultural de la Comuna N° 5.

La Biblioteca Popular Mariano Boedo (Maza 755) es de esos espacios que conoce la historia del barrio de primera mano porque fue testigo y vivió cada una de las cosas que pasaron. Con 90 años de existencia, la institución supo sostenerse a pesar de las reiteradas crisis y dificultades del país, y en noviembre pasado realizó su festejo por el aniversario durante la Semana de Boedo, donde también se inauguró una nueva sala en el espacio.

Tintas de Boedo conversó con Raúl Artelino, presidente de la biblioteca, quien nos recuerda su historia y nos cuenta sobre su presente en el barrio.

Tintas de Boedo: ¿Cómo fue el festejo por los 90 años en noviembre pasado?

Raúl Artelino: En el festejo por el aniversario inauguramos una sala en la planta baja que cuenta con acceso directo desde la calle. Era una necesidad que teníamos porque la biblioteca se encuentra en un primer piso y el acceso es por una escalera extensa que dificulta la entrada a los más chiquitos y a las personas mayores. De esta manera, hay una sala a la que se puede acceder directamente sin obstáculos. Durante la presentación de la sala, a la que vino mucha gente, tuvimos música en vivo y hubo algo para compartir. La nueva sala está destinada a dos franjas etarias: la infantil y la gente de tercera edad, con mucho material para compartir con los vecinos lectores.

TdB: Contanos un poco de la historia de la biblioteca.

RA: Esta biblioteca se fundó en el año 1932 dentro de un club que se llamaba Mariano Boedo. El primer tomo que se compró fue, el 18 de octubre de 1932, una colección de enciclopedia que dio inicio formal a lo que es la biblioteca. El primer libro que se solicitó fue “El hombre mediocre” de José Ingenieros. Al principio, la biblioteca estaba sobre San Juan al 800, después se mudó a San Juan, casi Maza. Años después, el club cerró. En el 2001, nosotros estábamos arreglando este espacio (el de Maza 755) para hacer un centro cultural, con el fin de impulsar actividades para el barrio. Alquilamos el lugar y lo empezamos a reformar. Justo en ese tiempo, un grupo de vecinos nos viene a proponer trasladar esta biblioteca popular que estaba abandonada en lo que había sido el club. Entonces, a través de la CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) se hizo un inventario y se realizó el traslado. Así fue que en el 2002 empezó a funcionar la biblioteca acá, pero de manera improvisada. Porque no es lo mismo armar una biblioteca de a poco a que te lleguen 5 mil libros juntos. Hoy estamos alrededor de los 30 mil libros.

TdB: ¿Cómo fue ese apostar a la cultura en un contexto de crisis como fue el de 2001?

RA: Y fue todo complicado. El traspaso de la biblioteca para esta casa lo hicimos con la personería de un club de futbol barrial del que yo era presidente y que ya había dejado de hacer las actividades porque no teníamos lugar para alquilar para las prácticas, ni para los partidos de competencia. Justo surgió esto. Entonces, con esa personería tomamos en guarda los libros hasta que gestionamos la personería de la biblioteca e incluso pudimos mantener el nombre. Era un contexto muy difícil, pero lo sacamos adelante.

TdB: ¿Qué sensaciones les dejó el llegar a los 90 años?

RA: Este espacio tiene sus gratificaciones. Haber sido reconocidos en el 2011, 2012, 2015 y ahora en 2022, por las actividades que desarrollamos, por la Legislatura de la Ciudad es un mimo al alma después de tanto esfuerzo. Siempre tenemos la cabeza puesta en que las cosas salgan de la mejor manera posible. Siempre somos positivos. Este lugar me hace sentir bien. Cuento con el apoyo de mi familia, que la rema junto conmigo. Además, somos 7 personas que trabajamos, de forma permanente y con mucho esfuerzo, para sostener la biblioteca. Lo que intentamos es dejar algo mejor para el futuro.

TdB: ¿Cuál es la actualidad de la biblioteca?

RA: La pandemia pegó mal porque estuvimos casi dos años cerrados pagando el alquiler y los servicios. Los talleres no se hicieron durante mucho tiempo y después se sumó la modalidad virtual. Pero no es lo mismo que verse las caras, mano a mano. Ahora estamos saliendo de la pandemia y remándola dentro de una crisis general que atravesamos todos. Tenemos muchos talleres durante el año con actividades, tango, música para personas mayores, rondas musicales, música entre libros. También, actualmente, venimos trabajando con distintos proyectos. Por ejemplo, fuimos sede de un proyecto que se llama “Escribir con lectores” que vino de España, con recursos del gobierno de La Rioja de España, la Universidad Complutense de Madrid, la Asociación Española de Lectores de Escritura, entre otros. Siempre estamos en distintos proyectos porque nos permiten realizar actividades y generar crecimiento en la biblioteca.

TdB: ¿Suelen participar en espacios barriales?

RA: Sí, siempre nos sumamos a iniciativas de las redes culturales de Boedo y Almagro. Además, hace poco participamos en el paseo Boedo Imaginario, hecho por la ONG Ronda Cultural, que hace recorridos turísticos por los barrios. También, estuvimos en un programa del Gobierno de la Ciudad que se llama Boedo Inclusivo, con actividades en colegios. Y hay otros proyectos pensados como el de una biblioteca móvil en las plazas con material de lectura para chicos y adultos. Es una forma de fomentar la lectura puertas afuera de la biblioteca. Por otro lado, siempre trabajamos con los jardines de infantes y las escuelas de la zona que suelen pedirnos material o vienen a hacer visitas o incluso tienen clases en nuestros salones.

TdB: ¿Cómo se sostiene una biblioteca en este contexto económico?

RA: Es complejo, la supervivencia cada vez se hace más difícil porque los fondos destinados a la cultura y a la educación se van recortando. Siempre hay recortes, sea del gobierno que sea, que van en desmedro de la educación y de las bibliotecas populares, que cumplen una función de complemento de las escuelas. Las bibliotecas son un apoyo escolar, hay actividades. Acá se da una contención y se trata de formar un poquito más a los jóvenes.

TdB: ¿Reciben algún tipo de ayuda económica?

RA: Hay una ayuda por la Ley 2.035 de la Ciudad para bibliotecas populares y públicas. Además, la CONABIP da una ayuda para gastos generales y compra de libros en la Feria del Libro. No obstante, no alcanza. Estamos remándola porque somos uno de los pocos lugares de este tipo que alquilan el espacio. Hay 1600 bibliotecas populares en el país. Generalmente, las bibliotecas o sociedades de fomento tienen su lugar propio. Entonces, en nuestro caso, por más que uno trate de generar actividades, es difícil pagar un alquiler. Hay que sostener estos espacios, porque es parte de sostener la cultura y permiten sacar a muchos chicos de la calle.

TdB: ¿Con qué material cuentan en la biblioteca?

RA: Lo que hay en la biblioteca es muy amplio. Hay de todas las variantes de la literatura y la historia, sobre los derechos humanos, la ecología y mucho más. Hay muchísimo material. Además, siempre estamos recabando las inquietudes de las personas que vienen para después realizar la compra en la Feria del Libro. Tenemos de todo, un montón de obras actuales, más allá de que también tenemos de las obras clásicas. Tenemos de todo para que vengan a ver y leer.

www.tintasdeboedo.com.ar

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